El Día de Muertos es una de las tradiciones más profundas y significativas de nuestra cultura mexicana; una fecha que nos invita a recordar con amor a quienes han partido y a celebrar la vida a través del arte, el color y la comunidad. En el Instituto Marillac I.A.P., esta celebración se vive con especial emoción mediante nuestro tradicional MortiActo, que este año llevó por tema “Camino hacia el Mictlán”, evocando el viaje espiritual que, según la cosmovisión mexica, realiza el alma hacia el descanso eterno.
Un altar que honra la memoria
El evento dio inicio con la colocación de la ofrenda, a cargo de los alumnos de quinto semestre de CCH y primer semestre de Licenciatura, quienes, con dedicación y respeto, elaboraron un altar lleno de simbolismo, flores de cempasúchil, papel picado, veladoras, comida y un tapiz que reflejaban el amor hacia aquellos que permanecen vivos en nuestra memoria. Este espacio se convirtió en un punto de encuentro entre lo terrenal y lo espiritual, donde la comunidad se reunió para recordar a quienes siempre estarán presentes en nuestro corazón.
Actividades que celebran la vida
La comunidad Marillac participó en diversas actividades que despertaron el espíritu festivo y artístico de todos. Entre ellas destacaron “Viste a tu calavera”, donde la imaginación y el color se apoderaron de cada creación; y las calaveritas literarias, que con humor y talento rindieron homenaje a la muerte desde la palabra.
La procesión del migrante: un homenaje con sentido humano
Uno de los momentos más significativos fue la Procesión del Migrante, dedicada a todas las personas que han perdido la vida en su travesía en busca del llamado “sueño americano”. Con gran sensibilidad, estudiantes y docentes recordaron la importancia de la empatía y la solidaridad ante las realidades que enfrentan miles de migrantes. Fue un acto lleno de reflexión y respeto, que nos recordó que detrás de cada historia hay un corazón que soñaba con un futuro mejor.
En el Instituto Marillac I.A.P. seguimos fomentando el amor por nuestras tradiciones, la participación comunitaria y el respeto por la diversidad cultural. El MortiActo 2025 fue, sin duda, una experiencia que nos conectó con nuestras raíces y nos invitó a seguir caminando juntos… hacia el Mictlán y de regreso al corazón.
“Recordar a quienes amamos es mantener encendida la luz de su existencia; porque mientras los llevemos en el corazón, jamás habrán partido.”

































